Maite Ducajú, Valencia
L'Hemisfèric totalmente cerrado y con la sala de proyección inundada, el Museo Príncipe Felipe, con barro y charcos en su interior, y las moquetas afectadas de l'Oceanogràfic es el balance que ayer ofrecía la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) tras la noche de lluvias torrenciales que sufrió Valencia. El desbordamiento de los lagos artificiales exteriores, provocado por la intensidad de la tormenta, y los problemas de achique y desagüe de los edificios construidos por Santiago Calatrava dieron como resultado que esta zona del viejo cauce del Turia apareciera a primeras horas de ayer con una imagen desoladora. Cientos de turistas que han aprovechado el puente del Pilar, después de recorrer decenas de kilómetros para contemplar estos modernos edificios, iban de un lugar a otro con las entradas en la mano. El edificio más afectado ha sido el de l'Hemisfèric, con un planetario y un cine Imax, donde se impide el acceso. Fuentes oficiales de Cacsa indicaron a este diario que no está previsto que se abra hasta mañana o lunes, dependiendo de las labores de desagüe. La página web mantenía la programación. Los visitantes con entrada comprada la pueden canjear o se les devolverá el dinero. Al estar construido en cota cero, a ras de los lagos artificiales y con unas escaleras de bajada, el agua no paró de entrar. La sala de proyecciones ha quedado anegada y en ella trabajan todo el día los bomberos con la bomba de achique. L'Oceanogràfic ha sido el edificio menos afectado. No obstante, aunque alguna fuente afirmó que se cerraron dos acuarios, la portavoz oficial del recinto lo negó. Los visitantes que se agolpaban a las puertas del museo, cerrado a cal y canto a su hora habitual de apertura, han sido de los más afectados por los 169 litros por metro cuadrado caídos. Se armaban de paciencia tras dos, tres ó cuatro horas de espera para poder entrar en el Museo de las Ciencias. Dentro, más colas, y la exposición interactiva Cvida , relacionada con la importancia de las tecnologías de la salud y el bienestar. En este recinto, que un día normal abre a las 10 y cierra a las 19 horas, la apertura se retrasó ayer hasta las 13,15 y la jornada se prolongó hasta las 21 horas. Antes de dejar pasar tuvieron que limpiar el fango acumulado que bloqueaba el acceso. Carteles pegados en los accesos avisaban: «Debido a las inclemencias del tiempo, la Ciudad de las Artes y las Ciencias estará cerrado hasta nuevo aviso» . Limpio el museo, se permitió la entrada. Varias azafatas intentaban calmar los ánimos y daban explicaciones, pero bastantes turistas estaban verdaderamente enfadados, con la hoja de reclamaciones en la mano. Antonio, el guía que acompañaba a un grupo de 30 vecinos de Jaén, afirmó a Levante-EMV que « estamos cuatro horas esperando. La información es mala y, además, en la cola sólo se funciona con amenazas. Entra el que más grita. Se nos ha quitado las ganas de quedarnos y la imagen que vamos a dar cuando lleguemos...» Desde Zaragoza, una pareja apuntó a que llevaba dos horas de espera fuera y quince minutos de cola para canjear las entradas que traía vía agencia de viajes. «Vamos a reclamar» . Otro matrimonio, de Almería, se agolpaba en la puerta, desesperados, porque tenía problemas con el cambio de billetes viendo cómo otros que llegaban después, accedían.
Font: Levante-emc
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